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jueves, 21 de julio de 2016

Manos




No, no voy a leer tus manos, 
ni tu pasado,
ni tus dolores,
ni tus pasiones,
ni tus reencarnaciones 
ni tus amores en ellas.

Hoy no. 

Hoy sólo quería sentir tus manos en las mías.




, cuando llegas se llena el corazón de mariposas, de puras narraciones jubilosas, del fondo de los ojos que me entregas.

Mi

A mi no me hables de "tú" ni de "usted", hablame de "mi".
Mi niña.
Mi nena.
Mi princesa.
Mi cielo. 
Mi amor.
Mi vida.
Y así.

Por la tarde

Mientras espero, te escribo puntito azul.
La tarde me supo a ti y el viento me trajo el aroma a tu recuerdo.
Tengo tanto que contarte que se arremolina todo en mi mente y no sabe que dirección tomar. ¿Alguna mariposa voló hoy a tu encuentro? ¿La viste o por andar en tu atribulado mundo no la viste?

Todos los días, sin falta te mando una con la esperanza (¿o expectativa? ) que te acuerdes un poco de mi.
A veces te sueño, no como eres, sino como idílicamente te recreo en mis letras como el muso del cliché, sin nombre, sin rasgos físicos para describirte. Podría, sin embargo, hablar de tus manos, pero no lo haré, sería desnudar mi amor insensato hacia ti.
Se fueron las nubes y salió el sol, que un rayito te toque y te de calor, que te abrace más de 20 segundos y te llene de amor.
Podría escribir los versos más alegres esta tarde, decir por ejemplo, que alguien te vio reflejado en mi mirada.


Ansiedad

Ocurre entonces que a mitad de algo, algo ataca a tu subconsciente y ya no hay vuelta atrás. Se agolpan las emociones y el cerebro hace corto circuito provocando un desorden de pensamientos y descarga de sensaciones.

Una mariposa batió sus alas en algún lugar y me llegó su efecto. Un tremendo golpe de estado en mi sangre, un nudo bloqueando mi garganta, un temblor poco perceptible pero no reconozco mi propia voz. Grita hacia adentro.

Se avecina una tormenta sin razón y sin previo aviso, me siento extraña en mi cuerpo. Me sobran manos, pies, vísceras. Mi mente viaja y no veo el destino. La luna gibosa me lo señala un poco.

Me hace ruido, me inquieta, me mal vibra. Dime que no eres tú.

Catorce de julio 2016

Después de la tormenta con luna líquida te escribo, puntito azul.

He llovido mucho en los recientes días, en su mayoría, son gotas de felicidad.

Después de abrir la caja de Pandora, algo ocurrió en el universo, en mi mundo, que empezó a girar diferente.

Recuerdo cuántas veces me decías de mis enormes ojos miel y el día que mencionaste el color de mi cabello y cual niña en pleno berrinche, te contesté mal y pese a eso, te quedaste. Aguantaste todas mis rabietas de niña caprichosa, malcriada y mimada; bajándome el drama con una palabra y si embestía de más, con una canción.

Hoy te creo, todo lo que decías, cada palabra hermosa con la cual te referías a mi. Hoy veo que es una realidad y apenas me lo creo, apenas lo vivo. Hoy, me creo.

Fue un honor, inspiración al instante, un delicioso placer, un pecado no cometido, un secreto a voces, un orgasmo al espíritu, una lujuria inconfesa, que hayas cruzado por mi vida.

Desde mi amor con agradecimiento infinito, donde quiera que estés; que el amor bese cada uno de tus pasos.

Madrugada de julio

Antes de dormir te escribo, puntito azul. 

Por alguna razón que desconozco desde que abrí los ojos por la mañana, hasta este momento tu recuerdo me acecha como si fueras real, como si en cualquier instante fueras a aparecer y materializarte. 

Tu nombre me besa los labios y al pronunciarlo, sus últimas letras me vibran en la lengua al chocar con los dientes y suena a música, a ese último suspiro que te deja un orgasmo. 

Me sabe a cielo, cielo. Me sabe a amor, amor. Me sabe a ti, hombre. Me estremece como tú, muso irrepetible. 

Nostalgia amarilla de una inspiración azul. 

Despiertas mi deseo animal, salvaje, de hembra, que sube desde las entrañas y provoca temblores en mi cuerpo. 

Podría describirte y delinearte, mientras te paladeo y te degusto. Podría escribir acerca de tu espalda de la misma forma que escribí en ella, en azul. De tus labios mordibles o de tu hermoso perfil. De lo varonil y culto que eres, de lo aventurero e intempestivo de tu carácter, de lo romántico, tierno, dulce y el amor al detalle que tienes. De lo alegre de tu ser y la forma en que simplificas todo. De la manera en que podías derretir a la escarcha, encender a la mujer y sacar a flote mis defectos y aún así, quedarte. De cómo controlaste a mis demonios y con música domaste a la fiera. Podría escribir de tu personalidad arrolladora y de lo interesante que es un hombre como tú. 

Pero no lo haré. No existes. Eres mi muso inventado que en un tiempo fue real. Que se desdobló de mis letras y me obligó a plasmarme de nuevo. 

Mi amor silente tiene que decirlo mientras me muerdo los labios y ronroneo como gata en celo: ¡cómo me encantas, cabrón!

Tus letras

Entonces ella despertó, abrió sus grandes ojos color café, de ese que quita el sueño, parpadeó con sus pestañas de abanico y leyó.

Se dibujó una sonrisa de rebanada de sandía en sus labios, suspiró, abrazó a su almohada y decidió disfrutar las palabras un rato más. 

Cinco minutos más.

Buenos días, solecito.



Nueve de julio 2016

Querido puntito azul:
No ha vuelto el insomnio, sí la inspiración y a raudales. No hay hora donde mi mente no empiece a volar y tiene la necesidad de plasmarse. Cuando no puede liberarse en tinta, lo hace en voz; a través de audios que grabo mientras ando por el mundo y a veces me grabo mientras las palabras fluyen a través de mi voz y algunas de ellas al deslizarse, le hacen el amor a mis labios.
Tengo que confesarte que de unos meses a la fecha, hay días en los que no me reconozco y es en positivo.
Ocurrió al fin, me siento cómoda en mi propia piel. He aprendido tanto y ese aprendizaje lo tengo tatuado en mi piel y bordado en las fibras de mi alma.
Hoy, soy más yo. No tengo miedo de ser quien soy. Soy lo que grita mi esencia y no se calla; se desborda y anda por la vida repartiendo abrazos, besos y palabras amables con el mundo. Cargo un hilo y aguja invisibles para reparar corazones rotos, sentires rasgados, hilvanar sonrisas y tratar de remendar espíritus gastados.
Todo lo hago con amor, ese que me ebulle y se libera bailando, improvisando, cantando, con risas que terminan en carcajadas como un orgasmo prolongado.
Unas letras tuyas soltaron una mariposa, que espero haya llegado a tu encuentro. Por eso te escribo toda esta tintorragia.
En esa dioscidencia, aparecieron tus palabras y fueron leídas con una ligera llovizna de nostalgia. Tuvieron que pasar algunos años para que las entendiera. Hoy me doy permiso de sentir, de sentirme.
Hoy me amo, me divierto tanto conmigo y se nota, mi entorno lo percibe. El maravilloso mundo que me rodea vibra conmigo, en amor.

Ocho de julio 2016

Desde mi madrugada te escribo, puntito azul.
No es insomnio, es un vendaval de emociones dentro de mi que terminó formando un tornado que derribó una ciudad ya construida. Soy ilusa y pensé que había un búnker ya edificado, tal vez lo hubo, tal vez desde su origen me fallaron los cimientos.
De unos días para acá me ataca tu recuerdo y no he podido defenderme de eso, me "haces ruido". Tu nombre me habla.
La razón de escribirte es obvia: eres parte del remolino de emociones pasadas y de mis letras y tinta azul. 365 días fuiste mi inspiración para una frase diaria, un par de textos y mi reencuentro conmigo.
Mi nostalgia amarilla voló hacia ti, como mariposa del mismo color y la única palabra que brota de mi ser es: gracias.
Gracias por haber estado, por tu irreal existencia, por resucitar mis letras, por encender una vela en medio de la oscuridad, porque cuando me perdí me diste el mapa del camino amarillo y fui directo a Ciudad Esmeralda.
Si, choqué los talones de mis zapatos rojos y el cuento acabó.
Donde quiera que estés, " en mis sueños te colmo de bendiciones".