Me despierta el frío de la madrugada, en alguna extraña posición que hace que el dolor de espalda y costado izquierdo se intensifiquen, ya que Morfy llegó sin que lo sintiera.
Mi amor por la naturaleza y hablar con plantas y árboles, se opaca cuando salgo del hábitat de las hadas. Mi "aventura" en el parque le dio a un bicho, un suculento banquete con mi espalda, abdomen y costado.
Si fue araña, no siento poder arácnido (como dijo él) y sigo sin trepar paredes. Si fue hormiga, sigo del mismo tamaño.
Entonces, me levanto y me dirijo a la ventana, con toda la intención de cerrarla y recordé porque duermo con ella abierta: por si Edward Cullen venía a verme.
Si, claro, Edward Cullen representa al amor.
La dejé entre abierta, con el espacio suficiente, por si llega el amor y decide entrar.
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