Eso fue en parte, lo que hizo que me enamorará de ti; perdida, irremediable e inevitablemente: tomarte el rato libre, dentro de tu caótico horario, para mi.
Tus dulzones "buenos días" a muy temprana hora o a la hora de 'siempre', tus avisos para entrar o salir de junta, aunado al mensaje a mitad de una con la letra de 'esa' canción de "Juanga", que me robaba la sonrisa de tonta.
Tus "buenas noches" aderezadas con la palabra cariñosa. Tus audios babosos que me hacían reír, aún en medio de mi neurosis.
Que me avisaras que te ocupabas y al estar libre, salías con algo que me derretía cual escarcha al sol.
Detenía mi mundo por ti, rayo de sol.
Fiel a la costumbre, el último mensaje que te envié, lo leíste al instante y sé que apareció una sonrisa melancólica.
Gracias, porque aún estando demasiado ocupado, te tomabas el tiempo hasta para pelear conmigo, regañarme, desearme un lindo día, preguntar si ya había comido, decir que me extrañabas, que me querías o simplemente, " te adoro".
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