Me desperté soñándote.
Un remolino de recuerdos llegó a mi memoria y mi mente voló hacia ti.
Y entendí que a pesar de que conociste una fría y herida versión de mi, me amaste justo en el momento en el que yo no lo hacía. Me borraste las lágrimas con música y dibujaste sonrisas donde ya no las había.
Diría el poeta: "usted no sabe como yo valoro su sencillo coraje de quererme."
No fue fácil, no fui fácil y sin embargo, te quedaste. Te quedaste cuando cualquier otro hubiera huido.
No tuve la oportunidad de decirte, miento, no tuve el valor de decirte lo que sentía por ti, asumiendo tontamente que lo sabías.
Sé que me lees y de alguna manera, conoces lo que soy ahora y que hace años no podía. Estoy siendo la mejor versión de mi y es una pena no poder compartirla contigo.
Todo pasa por una razón y por alguna razón no pasa. Tú pasaste para hacerme crecer y volver a sentir, ahí fue donde yo te dejé pasar y no supe como seguir tus pasos.
Donde quiera que estés y con quien sea que estés, que seas inmensamente feliz, que te ame tanto o más, mucho más que yo. Te lo mereces.
Eres un diamante negro, una rosa sterling, la aguja en el pajar, la magia entre tanta realidad.
Fuiste la bocanada de aire en mi vida cuando me ahogaba y por eso, te estaré siempre agradecida.
Mariposas en tu andar y amor en cada uno de tus pasos en esta aventura que se llama vida.
Desde lo interno a lo externo, desde lo invisible a las letras, para ti, del que jamás dije su nombre.
Escarchadamente, Escarcha.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario