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martes, 23 de julio de 2013

Te deseo.

¿Cómo negarlo? ¿Cómo evitarlo? Te veo y...te deseo.

Te deseo de muchas y muy variadas formas, algunas te las imaginas, las otras, ni las sospechas.

Te deseo conmigo en una hermosa noche de luna llena de plata o como la de hoy, roja, naranja, da igual. Me trae nostalgia y recuerdos de las hermosas lunas de octubre en Guanajuato, del Festival Cervantino, de la estudiantina y de la escalinata de la Universidad, de amigos y de algunos amores más.

Te deseo en una madrugada, para acompañarla con café y contigo, para escucharte hablar, me encanta el sonido suave y dulce de tu voz y sería un deleite que fuera la última que escuchara antes de dormir. 

Te deseo en un desayuno, para verte desmañanado y sin rasurar, si, con un café como complemento. Te deseo para oírte cantar, lo que quieras, no necesariamente alguna de mis canciones favoritas. 

Te deseo una tarde lluviosa, para compartir silencios y un poco de melancolía, con un café para calentar las manos por si hace frío o para un beso inventado bajo la lluvia.

Te deseo para probarte y degustarte, para sentirte, en la cama, en el sillón, en el piso, donde sea, pero que seas tu. 

Te deseo un día cualquiera, a cualquier hora, en cualquier lugar, para cualquier cosa; desde algo ordinario como sólo conversar, pasando por escuchar música, ir al cine, hacerte reír a carcajadas hasta que ya no puedas más con todas las tonteras que se me ocurren o algo extraordinario, como sería solamente estar contigo y a tu lado. 

Supongo que sabes que te deseo mi cuerpo te lo dice y basta con saberme a la espera de ti,  para que lo confirmes.

También te deseo noches estrelladas para que guíen tu camino cuando no sepas hacia donde dirigirte, mañanas de sol cuando sientas que te hace falta calor, mariposas que distraigan tu mirada, días nublados para que puedas desvanecerte y que nadie te vea en esos momentos en que aborreces al mundo y solo puedes ver sus demonios, un arco iris después de la lluvia para que le ponga color al gris que encierra tu alma cuando no lloras.

Te deseo la compañía de un buen amigo cuando sientas que la soledad te aprieta, un buen escucha cuando quieras hablar, una plática interesante para distraer tu mente, un reloj sin manecillas para que te des la oportunidad de disfrutar tiempo sin tiempo, un libro que te invite a viajar a otros mundos y otras vidas cuando necesites un escape de la tuya.

Te deseo una ventana abierta en esa parte sensible de tu ser para que la dejes entrar, si, a ella. A esa mujer que te espera en algún lado y que está destinada para ti. Que llene tu vida de magia, de luz, de música, de detalles a deshoras y sólo por que sí. Que cubra tu cuerpo de caricias y te haga el amor en horas sin fin. Que sea culta e inteligente para que pueda darte una buena pelea con argumentos firmes y que sea astuta para saber cuando frenarse. Que sea honesta, leal, transparente y que tenga el carácter suficiente para mantener sus decisiones o para hacerte rabiar cuando te diga que no y te enojes, así notarás que tienes la oportunidad de enamorarla de nuevo para pintarle una sonrisa. Que tenga la fuerza para aguantar las embestidas de tu carácter volátil y respeto para darte tiempo con una buena dosis de dulzura instantánea que haga que en tu berrinche descubras que a pesar de todo, te ama. 

Te deseo miedo, que en algún momento de tu agitada rutina, te detengas y sientas miedo de perderla, si, a ella. Que la sientas lejana, ausente y fuera de tu control, entonces, al parpadear, tengas la humildad de reconocer que la quieres contigo, por que la amas. 

Te deseo un ángel para que pueda entrar en tu infierno y salir ilesa, que tenga las manos llenas de ternura y las palabras exactas para ti, besos apasionados, robados, deseados pero que los anheles tanto que ella te haga sentir que tienes que ganártelos, tal vez sólo así, puedas domar a tu ego y te atrevas a ser completamente feliz. 

Te deseo bendiciones a raudales, éxitos, sueños realizados, uno que otro fracaso para que le des el justo valor a lo que tienes, lágrimas de felicidad y en cada uno de tus días, amor.



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