Nada me enloquece más que saber que te pierdes en los reflejos
rojizos de mi cabello, ver cuando naufragas en mi mirada y te ahogas en mi
boca, sentir como navegas por mi cintura y la forma en que susurras mi nombre
en mi oído, me desbarata cuando te cambia la voz y me dices “amor”.
Lo que
derrite definitivamente a la escarcha es tu risa y tus sonrisas, y saber que
soy la causa que las provoca.
Tal vez no lo sepas, pero hoy, todavía tengo tu
sabor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario