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viernes, 26 de abril de 2013

Tú, mi secreto mejor guardado.


Hace un año, cuando mi mundo perfecto -a vista de todos- se derrumbó de un golpe una noche, una noche un par de días después apareciste en mi vida.

Tal vez en aquel momento no lo supiste, lo descubriste poco después,  que fuiste y eres aún,  una de las varias razones para que no me ahogara en lágrimas.

Te soñé antes de conocerte y te plasmé en tinta azul, un suspiro te dio la vida y te desdoblaste de mi letras para convertirte en ese ser que toda mi vida he deseado.

Sé que sabes que cada una de las palabras escritas, puntos, comas y también mis silencios, son para ti.

No eres el príncipe que rescató a la princesa del castillo, sino el hombre que encontró a la mujer que se había perdido y por eso te estaré agradecida hasta mi último aliento.

Convertiste a la escarcha en un copo de nieve, recuperaste mi inspiración y  te quedaste a vivir en ella.

Eres una maravillosa "dioscidencia" y un hermoso ciclo que debo cerrar, así lo acordamos; yo: tu hielo fresco. Tú: mi agua oxigenada. Cuando yo me sintiera segura de volar otra vez en el cielo, mi cielo, yo me derretiría y tú, te evaporarías. 

Estoy llena de recuerdos tuyos, de tardes de lluvia con noches de música y aún así, mi eternidad contigo llega hasta aquí.

Por que a partir de ahora, haré de tu realidad un sueño y vivirás por siempre en lo que escribo, en mis puntos suspensivos aunque esto ya sea, hoy, un punto final.

P.d. Síntoma de que estoy perdida y locamente enamorada de ti: mi discreción. 



28/05/10

3 comentarios:

  1. Me ha gustado. Corre una frase por ahí que dice "si un escritor se enamora de ti, nunca morirás". Un saludo

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  2. gracias!

    De hecho por eso los nombro mis imborrables eternos, Francisco, ya están ahí viviendo en mis letras...

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